No confiar es fuente de desmotivación para el empleado. Y ese es el primer paso para hacer mal el trabajo. El líder que no confía en sus empleados es sólo un jefe.
Desconfiar de tu equipo resultará en que tendrán solamente un empleo y no una carrera profesional. Es decir, no van a crecer, no van a dar el extra, no van a dejarse la piel por la supervivencia y el progreso de la organización.
Trabajarán como autómatas, sin tomar decisiones ni hacerse responsables de las eventualidades que vienen con la realidad de todos los días. Checarán tarjeta de entrada y las horas se les harán eternas hasta que chequen tarjeta de salida.
Confiar en el equipo es darle sol, agua y tierra a una planta: verla crecer. Contar con más personas en caso de emergencias, más ideas en caso de crisis y más brazos cuando el andar se hace tortuoso y el peso insoportable.
Tener un equipo en quien confías es, sin duda, más productivo.
Nov/13
2 de octubre de 2014
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